Si en el primer equipo las alarmas están encendidas por la falta de incorporaciones (las cuales paliará Pere Milla con su llegada, aunque una flor no hace primavera), en el Espanyol B la situación es similar. Al filial, también responsabilidad de Fran Garagarza a nivel deportivo, tampoco ha llegado ningún futbolista, a pesar de las necesidades más que evidentes del equipo y de las ocho bajas sufridas.
La prioridad de Fran Garagarza es el primer equipo, cuyos refuerzos están tardando más de la cuenta, con lo que el cuerpo técnico del Espanyol B ya se ha hecho la idea de que no habrá novedades a nivel de entrada de futbolistas en las próximas semanas. El filial llegará en cuadro al primer encuentro liguero ante el Hércules CF el próximo 3 de septiembre.
Con solo seis caras nuevas respecto a la pasada temporada, los jugadores que ascienden desde el Juvenil A (Kiriejevas, José Luis Català, Jordi Coca, David Pellecín y Omar Sadik), el Espanyol B ha tenido que tirar de los de Javi Chica tanto con Rafa Bauza como Sergio Rivarés, en edad juvenil, durante esta pretemporada. Ambos, ante la falta de efectivos, formarán parte de la plantilla del filial este curso.
Porque hay jugadores con ficha de filial que están con el primer equipo, además de los jugadores que tiene el Espanyol B en la enfermería y que en las próximas semanas se irán integrando en la dinámica del equipo (Lluís Recasens y Alejandro Pérez, además de un Gori que está con molestias). Además, hay futbolistas que no cuentan para Manolo González a los que está costando encontrar salida.
Con este panorama, entre futbolistas disponibles y los que cuentan para el Espanyol B, el equipo tiene a disposición a solo 15 jugadores. A la espera de la recuperación de los que ocupan la enfermería y de la decisión del primer equipo con los jugadores del filial, no sería de extrañar que el cuerpo técnico tuviera que tirar de los descartes, en lo que es un efecto dominó que afecta a los principales equipos del fútbol base.