El Espanyol ha vuelto a entrar en la historia de LaLiga. La victoria lograda en Ipurua significa la remontada para ganar un partido más tardía del fútbol profesional en España. Los goles de Salvi y Lazo en el tiempo de descuento, concretamente en los minutos 96 y 99, sirvieron para darle la vuelta al marcador y conseguir una victoria que devuelve a los espanyolistas a los puestos de ascenso directo. Tres minutos más o menos es lo que tardó el conjunto de Ramis en remontar un partido que tenía prácticamente perdido. Si ya es difícil remontar un partido -este año el Espanyol solo lo había conseguido ante el Amorebieta– mucho más lo es marcando dos goles en el tiempo de descuento para llevarte el triunfo. Y ante un rival que no perdía en su campo desde septiembre y que era el segundo mejor clasificado en lo que llevábamos de 2024. Tres puntos de oro que deben ser un punto de inflexión en el equipo al reforzar la moral y confianza del grupo.
Con la victoria, el Espanyol vuelve a los puestos de ascenso directo, algo que aún no había conseguido con Luis Miguel Ramis. Y es que los blanquiazules no ocupaban las dos primeras plazas de la clasificación desde finales de octubre. Los dos triunfos consecutivos han de calmar un poco el estado de crispación que había en algunos sectores del espanyolismo. De la posible tormenta, que estaba apareciendo con el 2-0, se pasó a un éxtasis total.
Con la victoria en Ipurua se puso fin a una pésima racha a domicilio. El Espanyol no ganaba lejos del Stage Front Stadium desde el 5 de octubre cuando se impuso al Cartagena (0-2) con goles de Pere Milla y Braithwaite en el descuento. Desde ese día, se habían disputado ocho partidos en los que los espanyolistas solo habían sido capaces de sumar tres puntos sobre los 24 disputados. Y en la mayoría de los encuentros dejaron una imagen muy preocupante. En Ipurua, cuando peor pintaban las cosas, el Espanyol logró acabar con una de las peores rachas de sus últimos años fuera de casa.