El Espanyol es un club único en todos los sentidos y en mi primer artículo de esta temporada hablaré de lo mejor que tiene: los socios. Nunca me cansaré de repetir que son el verdadero motor de la entidad. Sin ellos, sería una nave sin rumbo. En este inicio de campaña, ya se ha superado la barrera de los 31.000. Glòria als Herois. Increíble. Siempre están cuando se les necesita y cuando no. Ni el trasvase Sarrià-Montjuïc ni los descensos pueden con ellos. Subieron a la ‘montaña mágica’ sin rechistar (con frío, calor e incluso con nieve) y llevaron al equipo en volandas para llegar a dos finales de la Copa del Rey y una de la entonces llamada UEFA. No desertaron cuando el equipo bajó de categoría dos veces en cuatro años (nefasto récord de la nueva era) y en las dos ocasiones se convirtieron en el jugador número 12, tanto en casa como fuera, arropando a los jugadores para devolver el club a Primera. Llegaron a la nueva casa, Cornellà-El Prat, con toda la ilusión del mundo y la llenan a pesar de la pésima movilidad para llegar a ella.
La paciencia de los socios blanquiazules es infinita porque aguantan, por su Espanyol, cualquier marejada, sobre todo en los últimos años. No sé si el propietario-presidente Chen Yansheng y los responsables de las áreas más importantes de las oficinas son conscientes de que sin esta masa social el club no estaría donde está. Los socios lo mantienen vivo y se rebelan contra cualquier menosprecio tanto interior como exterior. Son los únicos que hacen frente a los ninguneos que recibe la entidad del entorno futbolístico nacional.
La llamada ‘la força d’un sentiment’ es algo que se lleva dentro, es difícil de explicar y pasa de padres a hijos como la mejor de las herencias. El Espanyol nunca estará solo. Detrás hay un movimiento social perico que lo conduce, le dejen o no, por el buen camino. La cifra de 31.000 socios define ese amor por los colores blanquiazules.
Quiero acabar este artículo con unas palabras a modo de pequeño homenaje póstumo a mi amigo Josep Maria Tormo Mur, que nos dejó un poco más huérfanos el martes 10 de septiembre. Era y es, porque el cielo ya tiene un ángel más blanquiazul, un perico de corazón, alma y sentimiento. Fue socio fundador de la Penya Blanc-Blava de Molins de Rei. Con el carnet de socio del RCD Espanyol número 242, vivía por y para su equipo. Disfrutaba, sufría, se enfadaba cuando las cosas no iban bien pero jamás pensó en dejar de ser socio. Su Espanyol era intocable y contagiaba a los de su alrededor de esa pasión por el club catalán. ‘Glòria al heroi’ Tormo. Te echo/te echamos de menos. DEP amic.
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DEP Jose Maria Tormo de la Penya de Molins de Rei.