En la previa del partido contra el Mallorca, Manolo González, al ser preguntado por si este partido había que ganarlo por lo civil o lo criminal, fue claro. “Yo pienso que por lo civil o por lo criminal se deben ganar todos. No tengo otra manera de concebir el fútbol y la vida, porque no sé perder”.
Y lo cierto es que el Espanyol no ganó ni por lo civil, ni por lo criminal. Lo hizo por fútbol. Y por entrega, implicación, compromiso y actitud. Los blanquiazules recuperaron la esencia del Espanyol con el que siempre se ha identificado la afición. Del Espanyol de toda la vida, un equipo que se lo deja todo en el campo con una actitud muy positiva que hace que se viva una gran conexión con la grada. Un Espanyol que llena de orgullo a todos los pericos. La afición espanyolista es consciente de las dificultades que ha habido para confeccionar una plantilla por la falta de presupuesto y de lo que cuesta ganar un partido, pero también tiene muy claro que lo que el equipo está ofreciendo es lo único que le pide. Que compitan. Por todo esto, este Espanyol nos llena de orgullo y, sinceramente, creo que el gran responsable de que esto empiece a funcionar es Manolo González. Como he dicho en muchas ocasiones, el técnico me representa. Me da mucha confianza.
Este Espanyol tiene un mérito increíble. A excepción de la primera parte contra el Valladolid siempre ha competido a un gran nivel. Ante el conjunto de Jagoba Arrasate acumuló muchos minutos de un gran fútbol. Llevó la iniciativa en casi todo momento ante un rival que venía crecido, con tres victorias consecutivas y siendo una de las revelaciones del campeonato. La temporada saldrá mejor o peor, pero yo tengo esperanzas porque las sensaciones son de crecimiento. El trabajo de un entrenador es mejorar el rendimiento de sus jugadores y Manolo lo está logrando con muchos. Por eso no tengo ninguna duda de que este equipo se salvará, y lo hará sin tener que esperar al último día.
Para acabar, para los que no pierdan la mínima oportunidad de dudar de nuestra grandeza, solo un pequeño detalle. La victoria ante el Mallorca no es una más. Es la 1.000 en Primera división. Que levante la mano quien pueda decir que ha conseguido esta cifra. Solo seis equipos pueden hacerlo. Los demás, a respetar nuestra historia. Ayer nos pusimos a mil, pero no solo en las estadísticas, sino también en nuestro estado anímico. El ambiente que se vivió, con todo el campo empujando con las bufandas al viento, fue el de los grandes momentos.
Pericos, este es el camino.