Consolidarse en el lateral derecho del Espanyol no le ha sacado los pies del suelo. Ni mucho menos perder la cabeza. A esto ayuda tener una familia humilde y muy cercana que le ha enseñado a valorar lo que cuesta ganarse las cosas. Sus padres se tuvieron que sacrificar mucho para que Omar El Hilali (L’Hospitalet, 2003) y sus hermanos pudieran tener una vida mejor. Y ese esfuerzo ha sido clave para que el ‘23’ perico pueda cumplir el sueño que tenía desde que llegó a la cantera del Espanyol con solo 13 años procedente del Santa Eulàlia. Ser uno de los jugadores importantes del equipo de Manolo González no le ha cambiado. El curso pasado se hizo con la titularidad y este se ha afianzado en ella. Se lo ha ganado.
A sus 21 años ya ha sido tentado por grandes clubs, pero siempre ha priorizado el aspecto deportivo al económico. Y esto le está dando sus frutos en un Espanyol que es su “segunda familia”. Este sábado Omar vuelve a San Mamés, donde debutó en Primera división con la blanquiazul, con la ilusión de repetir victoria y seguir creciendo en un club en el que se quedaría toda la vida. Una entidad por la que el año pasado renunció a ir con la selección de Marruecos.
-Regresas a San Mamés donde el 4 de septiembre de 2022 debutaste en Primera división. ¿Qué recuerdos te vienen a la cabeza?
El más importante es que ganamos. Uno siempre recuerda su debut y yo tuve la suerte de que el mío fuera con un gran resultado en un campo muy difícil y ante un Athletic que está muy bien trabajado, que tiene las ideas muy claras y que en los últimos tiempos está haciendo las cosas muy bien.
-¿Qué significó ese estreno con el Espanyol?
Era cumplir un sueño. Cuando estás en una cantera, a medida que van pasando los años, vas pensando que esa ilusión de jugar en el primer equipo, en mi caso el Espanyol, cada vez está más cerca. Al lograrlo me sentí muy orgulloso y satisfecho, ya que detrás de ese debut había muchos años de sacrificios, trabajo y disciplina.
-Con el Espanyol ya habías debutado en Segunda, pero luego llegaron momentos difíciles. ¿Tuviste que ser fuerte mentalmente para salir adelante?
Sí. Me costó. No te voy a mentir. Me tuve que adaptar a la situación, aunque sabía que esa posibilidad podía pasar. Tuve la opción de salir en enero de 2023, pero finalmente no se dio. Asumí volver al filial y fue positivo, ya que pude ayudar al equipo, fui uno más y demostré que podía tener un sitio en el primer equipo. Trabajé para volver a tener una oportunidad.
-En solo un año has vivido una renovación, consolidación en el equipo y te has ganado el cariño de la afición. ¿Te imaginabas que vivirías todo esto tan rápido?
No, no me lo esperaba. Venía de una época difícil y hace dos veranos no sabía que pasaría, ya que no estaba claro que me pudiera quedar. Ahora estoy asentado y me siento querido. El club confía, y mi familia y yo estamos orgullosos.
-Juegas en el club en el que has querido estar. ¿Qué es para ti el Espanyol?
Es mi segunda familia, mi casa, los que me acogieron cuando no era nadie en el fútbol. Con el Espanyol voy a muerte.
-En el fútbol hay jugadores que a la que empiezan a despuntar se les sube la fama a la cabeza, aunque no es tu caso, ya que siempre hemos visto un Omar muy centrado y maduro…
Mi familia y yo no lo tuvimos nada fácil de pequeños. Mi infancia no fue sencilla. Sé lo difícil que es conseguir algo en esta vida, así que valoro mucho las cosas. Siempre voy a ser el mismo esté donde esté. No voy a cambiar tenga lo que tenga, ya que en mi familia nos ha costado mucho ganarnos las cosas.
-Esta madurez ya se vio de joven, cuando no solo le dijiste dos veces que no al Barça, sino también a Manchester United, Valencia… ¿Cómo se rechazan esas ofertas tan tentadoras cuando eres tan pequeño?
Cuesta decirles que no. Muchas veces el tema económico te lleva a decantarte por ellas, pero en mi caso no fue así. Tanto mi familia como yo priorizamos lo deportivo. Sabíamos que si el proyecto deportivo era bueno, lo demás acabaría llegando. Sabía qué club era el Espanyol y su apuesta por la cantera. La decisión que tomé fue la correcta y ahora estoy recogiendo los frutos de esa decisión. Mi padre siempre me recuerda que el dinero va y viene, que lo importante es ser feliz, estar en un sitio a gusto y tener ganas de ir a entrenar por las mañanas. Yo prioricé ser feliz en un club que apostó por mi cuando jugaba en el equipo de mi barrio. Nunca me arrepentiré de esta decisión.
*El resto de la entrevista la podréis leer en nuestra edición de papel de este sábado19 de octubre