No le ha venido del todo mal a Manolo González el parón de dos fines de semana sin fútbol. El técnico lucense, además de ganar tiempo para tratar de recuperar futbolistas de cara al regreso liguero, está apretando las tuercas a sus futbolistas. Consciente de lo que tiene entre manos pero también del objetivo del equipo, se ve por vez primera desde finales de agosto en descenso. Está tranquilo; raramente se altera el lucense, que con el paso de los años ha aprendido a controlar sus emociones en un banquillo, pero sabe que tienen que mejorar a pesar de la dificultad y del nivel de la plantilla. Debe sacar más partido a lo que tiene.
Y para ello, dos puntos clave: mejorar atrás y ganar pólvora en ataque. Sin contar el duelo ante el San Tirso SD, el Espanyol suma nueve jornadas seguidas encajando y lo ha hecho en 11 de los 12 partidos ligueros que ha disputado. Muchos de esos goles han llegado más por demérito propio que por buen hacer del riva: a elo es a lo que se refiere el técnico a la hora de mejorar: cerrar una portería profanada en 22 ocasiones. Solo ha encajado más goles el Real Valladolid (25).
La otra gran asignatura pendiente es el gol. 11 tantos es una cifra muy pobre para lograr la salvación y de nuevo Real Valladolid (10), Getafe CF y Valencia (8) son los únicos que suman menos tantos. Los atacantes llegados en verano solo suman una diana y es una obviedad que tienen que dar más, aunque en su defensa hay qe apuntar que pocas veces les llegan balones francos para marcar.
Pero Manolo González sabe que de momento tiene que sacar jugo a la actual plantilla. Ante el FC Barcelona probó con un innovador 4-1-4-1, con Javi Puado solo en la punta de ataque y, a pesar de la mala primera mitad y de que solo se anotó un gol, fue con diferencia uno de los partidos en los que más peligro se creo. Quizás ese es el camino a seguir.