El Espanyol recibió un duro correctivo a manos del Girona FC en un duelo en el que es justo decir que, de la misma manera que los de Manolo González disputaron uno de los peores encuentros que se le recuerdan al cuadro perico, a los de Míchel les salió absolutamente todo en la primera media hora. Pero el buen duelo de los locales no quita que a los blanquiazules se les hayan visto todas las carencias que, por otra parte, ya conocíamos, y que el club se haya instalado en una crisis galopante de la que lleva mucho tiempo sin salir y que no parece tener final.
Se anunció por activa y por pasiva que la campaña iba a ser complicada. Que se iba a tener que dar en cada partido el 200 por cien para sumar y que, si no se hacía, podía suceder lo acontecido en Montilivi: un repaso de los que hacen época que deja la figura de Manolo González muy tocada. Porque la de Chen Yansheng y un Mao Ye que no quiere ver la realidad lo están desde hace mucho tiempo.
Tampoco se salvó Fran Garagaza, que tuvo que salir a pedir disculpas tras el encuentro pese a que de poco servía el perdón: el daño, una vez más, ya estaba hecho. Pero poco más puede hacer el director deportivo con las pocas herramientas económicas que se le otorgaron el pasado mercado estival. Igual que el entrenador, consciente del nivel de la plantilla pero al que no se puede eximir de culpa de que las cosas trabajadas no hayan salido. Así lo dijo en rueda de prensa.
Evidentemente tampoco se salvan los jugadores. Javi Puado fue crítico con la actuación del equipo tras el encuentro, al igual que todos sus compañeros que dieron la cara. Un encuentro impropio de un equipo profesional que profundiza en una crisis de gran calado y de la que no se ve salida.
Se prevé una semana calentita en el seno del Espanyol, con la soga al cuello de un Manolo González que será el primero en caer si los resultados no llegan cuanto antes, tal y como suele pasar con los entrenadores. Siete derrotas en las últimas ocho jornadas que dejan al Espanyol en penúltima posición hacen que el duelo contra el Celta de la próxima jornada en el RCDE Stadium sea vital para su futuro. Sergio González, el cual estuvo muy cerca de ocupar el banquillo perico el pasado verano pero una operación de cadera se lo impidió, ya está en la recámara.
Pase lo que pase, se espera que en el próximo duelo Cornellà-El Prat sea una caldera en contra de la gestión. La afición ha dicho basta tras varias campañas de vaivenes y está más encendida que nunca, tal y como demuestra la reunión entre miembros de los grupos de animación con capitanes, entrenador y director deportivo. La situación es límite y la preocupación máxima, por mucho que se avisara que esto podía pasar.