El martes 4 de marzo se cumplieron veinte años desde que el pleno del distrito barcelonés de Sarrià-Sant Gervasi aprobó una loable iniciativa de la Gran Penya Espanyolista Manigua, por aquel entonces presidida por Jordi Llopis: que el fundador del RCD Espanyol, Ángel Rodríguez Ruiz, tuviera una calle o una plaza en Barcelona. Fue un proceso muy laborioso, recuerdo cómo entonces, que colaboraba en el diario AS, hicimos todo lo posible para conseguirlo, y Tomás Guasch, mi jefe entonces, me dio carta blanca para que apoyara a esta peña.
Y se consiguió. Alberto Fernández Saltiveri, que era regidor de ese distrito por el PP, lo presentó al pleno y consiguió que se aprobara por unanimidad. Unos meses después, el seis de octubre de 2005, se inauguró la plaza Ángel Rodríguez Ruiz, situada a pocos metros de dónde se alzaba el estadio de Sarrià, que acogió durante setenta y cuatro años los partidos del Mágico Espanyol. Esta conjunción de pericos – Saltiveri y la Gran Penya Espanyolista Manigua – consiguió reparar una injusticia histórica.
Esta reivindicación formó parte del programa de actos del 50º aniversario de la Manigua, que además organizó el Aplec de Penyes de ese año en la capital catalana. Hubo otros actos, pero el más brillante, el que tuvo más repercusión, el que ha dejado huella en la capital catalana fue conseguir que el fundador del Espanyol tenga una plaza dedicada en Barcelona. Es la mejor prueba que la constancia, la lucha y las ganas de defender al sentimiento perico pueden conseguir frutos si se hacen las cosas bien. Cómo lo hizo entonces la Manigua.