Siempre se ha dicho que un futbolista, al final, juega en el equipo que quiere. En la última semana hemos tenido dos casos muy claros en el Espanyol con Ramon Terrats y Roberto Fernández. Dos casos idénticos, aunque con recorridos muy distintos. Mientras que Terrats siempre ha soñado con jugar en el Espanyol, club del que es socio desde pequeño, lo de Roberto con el conjunto perico fue un flechazo. Un amor a primera vista. El cordobés siempre dejó claro que quería seguir y en la celebración de la salvación, sus ojos hablaban claramente. Había encontrado su casa y tenía claro que quería continuar pese a tener ofertas de clubes que jugarían en Europa.
Tanto Terrats como Roberto han rechazado importantes propuestas en las últimas semanas para poder jugar en el Espanyol. El catalán ha priorizado su sentimiento perico ante otras buenas propuestas. El Getafe, club en el que dejó grandes sensaciones durante la segunda vuelta del pasado campeonato, intentó con fuerzas su continuidad. Al igual que el Real Mallorca y algún equipo más. Solo quería vestir la blanquiazul y hacer que su sueño se hiciera realidad.
Por lo que se refiere a Roberto Fernández, clubs españoles y extranjeros se interesaron por sus servicios. El Bolonia, que se proclamó campeón de la Coppa Italia, fue de los que más trabajó para lograr su fichaje, al igual que el Real Betis. Stuttgart, Celta, Osasuna, Valencia y Sevilla son otros de los equipos que estuvieron muy atentos a su futuro y preguntaron por él.
Además, de Terrats y Roberto, Carlos Romero, que ofreció un gran rendimiento en su primera temporada en Primera división, también ha apostado por seguir creciendo en el Espanyol. El valenciano, cedido por el Villarreal, se adaptó rápido al equipo y a Barcelona, y su rendimiento fue a más.