Manolo González está ante su gran oportunidad. Y en el fútbol, como en la vida, hay que estar preparado para aprovecharlas. Cuando te llegan, debes dejártelo todo para lograr el objetivo y exigir que te pongan los medios necesarios para conseguirlo. Y Manolo González lo está haciendo. Después, toca esperar que la suerte te acompañe y en el fútbol eso significa que el balón entre.
A menos de un mes para cumplir su sueño de entrenar en Primera división, Manolo González sigue siendo el mismo de siempre. Un tío normal que habla claro. Honesto. Humilde. Desde que llegó al primer equipo del Espanyol, priorizó el club por encima de su persona. No le importaba ser el entrenador del conjunto perico en Primera, lo que le importaba, y puso por delante, era que el Espanyol estuviera en la máxima categoría. Lo demás era secundario, aunque, evidentemente, deseara seguir tras lograr el ascenso. Ahora se ha ganado la oportunidad de entrenar en la máxima categoría del fútbol tras picar piedra durante muchos años.
A lo largo de la semana pasada, Manolo González concedió varias entrevistas a distintos medios de comunicación y muy lejos de echar balones fuera, ha hablado con claridad. Con sinceridad y con ambición ha dejado titulares. El principal, que el Espanyol necesita reforzarse. El sábado, tras el empate ante el Girona (0-0), el técnico del Espanyol volvió a insistir. Muy lejos de otros técnicos que rehuyen muchas preguntas, él responde con naturalidad. Incluso habla de las posiciones que se deben mejorar y de la cantidad de jugadores que faltan, como, por ejemplo, la solicitud de dos delanteros.
Creo que hacía mucho tiempo que no me sentía tan identificado con un entrenador. Como a todos los pericos, le gustaría tener más refuerzos, pero es consciente de la realidad. No quiere que llegue cualquiera, los que vengan han de mejorar lo que ya hay. Y tener mucha hambre. Pese a que aún queda mucho para cerrar la plantilla, está contento e ilusionado. Quiere un plantel con hambre y en el que los jugadores “tengan que apretar el culo” por jugar.
No le gustan los jugadores que vienen de vuelta y considera que “la experiencia es un cuento chino”, ya que cada vez hay más jóvenes que la rompen muy pronto. Sabe perfectamente qué perfiles necesita para reforzar el equipo. Ojalá tenga suerte y la dirección deportiva le traiga lo que pide. Si se hacen bien las cosas, con él podemos tener entrenador para tiempo.