Tras unos meses muy intensos, de pura agonía y sufrimiento para ver si era posible subir a Primera, con pitos constantes de nuestra afición al palco, y muchas críticas a los sucesivos entrenadores que han pasado por el banquillo y al director técnico, hemos recuperado una de las señas de identidad en las temporadas normales, cuando estamos en la máxima categoría del fútbol español y todo es ilusión por lo que pueda venir: el siempre apasionado debate sobre las camisetas.
Que si la primera equipación tiene muchas rayas, o el cuello no me acaba de convencer, o la púrpura no está mal pero la gris no tiene demasiada gracia. O de qué habláis, las tres son muy chulas y como mola el detalle del ‘panot’ que es un homenaje a nuestra barcelonidad. O a mí me gustan las rayas anchas de toda la vida y lo que tendremos es la camiseta de la Real Sociedad, y eso no me va. O porque no recuperamos la rosa u otra con el rojo como color principal para la segunda o la tercera equipación. O…
Da gusto recuperar la normalidad y que volvamos a los debates de toda la vida, y que luego nos ilusionemos con las altas de jugadores y nos enfademos con las bajas (o no). Mientras sigue el debate sobre la propiedad, y sobre si Chen Yansheng quiere o no vender su paquete accionarial, bueno es que comencemos a disfrutar de las pretemporadas como siempre las hemos conocido. Sin urgencias y agonías, con la ilusión de intentar hacer una buena Copa del Rey y ver si construimos un equipo resultón para que no pasemos apuros y que, con suerte, pueda aspirar a algo más.
A mí no me acaba de gustar ni la primera, ni la segunda equipación. La tercera me parece elegante. Pero tampoco me voy a enfadar por los diseños escogidos. Animaré lo que pueda, iré a todos los partidos posibles en el RCDE Stadium, intentaré hacer algún desplazamiento y, cuando no pueda ver al Mágico en vivo, lo veré por televisión. Tengan pocas o muchas rayas azules en la camiseta, o si juegan con la púrpura o la gris. Mientras lleven nuestro escudo, me vale.
1 comentario
Sigo encontrando a faltar una camiseta con la senyera. Sea segunda o tercera equipación. Quizás al «ciudadano», Sergio Fidalgo no le gustaria como no gustaria a los falsos apolíticos.