Miren, a estas alturas de la vida, a ninguno de ustedes hay que explicarles que el fútbol es ese maravilloso deporte donde no necesariamente 2+2 suman 4. Hay muchos factores que hacen este juego imprevisible y eso precisamente es donde reside la magia de todo esto. Véanlo de este modo: si fichar a los jugadores con más nombre te garantizase los resultados, no existirían las quinielas, que es una versión futbolística de aquel viejo dicho que decía: si las heces costasen dinero, los pobres naceríamos sin trasero. Pues eso, fichar nombres no te garantiza nada. Te aumenta probabilidades, pero el factor sorpresa es el que más se paga.
Nosotros lo hemos vivido, sufrido y disfrutado en muchísimas ocasiones, donde nos hemos ilusionado ampliamente con jugadores que no acabaron de venir, e incluso nos hemos llevado enormes disgustos con los recambios que han venido en su lugar. Me vienen a la cabeza los veranos en los que se decidió no renovar a Luis Fernández como entrenador, tras su fantástica salvación y el sofocón que nos llevamos algunos al saber que el recambio era Lotina y no éramos conscientes que con ese entrenador estuvimos a un atraco de entrar en Champions y ganamos nuestra cuarta Copa del Rey.
Tampoco podemos olvidar cuando desde los medios se especulaba con la llegada de Saviola, al cual el Barcelona prefirió ceder al Sevilla antes que vender por 6 Millones al Espanyol. Su recambio fue Luis García, y algunos de aquellos medios se mofaban diciendo que queríamos fichar a Saviola y al final fichamos al “del Murcia”, cuando además precisamente venía de hacer buenas campañas con el Mallorca. Luis, nuestro Luis, se convirtió en mito y entró directamente en el olimpo de las leyendas pericas.
Otro que venía “del Murcia” era Iván Alonso, en una temporada agónica y donde teníamos que fichar un delantero con gol si queríamos lograr una salvación milagrosa. Se pensó en Hernán Crespo, pero vino finalmente y entre muchas dudas el uruguayo. Se consiguió la salvación y el jugador fue clave. Podríamos recordar al bueno de Osvaldo, también como un perfecto desconocido y se convirtió en un gran y rentable (para los inversores del momento) descubrimiento.
Muchos son los casos que podríamos mencionar, en los que las expectativas no siempre corresponden al cierto de un fichaje, por eso ahora no debe decaer la buena energía que se vive en el espanyolismo, aunque no se pueda fichar a un jugador determinado. Demos la oportunidad a los que no conocemos. A veces salta la sorpresa y se aciertan las quinielas.