Llevo toda la semana hablando con mitos del Espanyol, de esos que han jugado a lo largo de su carrera como futbolistas varios partidos como al que al equipo le espera ante el Real Oviedo. Finales como tal y finales que no llevan ese nombre, pero que igualmente lo son. Ferran Corominas, Moisés Hurtado o Eloy Pérez son algunos de los que me han dado sus impresiones de cara al duelo definitivo, y todos ellos son optimistas. Al igual que otros con los que me he cruzado en la CE Dani Jarque como Rafa Marañón, Joan Capdevila, Javi López o prácticamente la totalidad de la prensa perica.
Pero no solo exjugadores y trabajadores a los que les va, y mucho, lo que haga el Espanyol frente al Real Oviedo. También, y lo sé de primera mano, dentro del vestuario del equipo. La convicción de Martin Braithwaite, José Gragera, Javi Puado, Keidi Bare, Joan García o Manolo González no es postureo: en el seno del cuadro blanquiazul reina el buen ambiente y están seguros de ganar el encuentro y devolver al club a Primera división. «Está en nuestras manos, es ganar un partido», me comentó un miembro destacado de la primera plantilla perica en el parking de la CE Dani Jarque. Están metidos y seguros de conseguirlo.
Al igual que la afición, volcada al cien por cien con el equipo. Mención aparte para los pericos: de manera espontánea e inteligente, han dado la vuelta a un sentimiento de rabia por no ascender de manera directa y han aparcado los deseos de venta para centrarse únicamente en animar. Chapeau por ellos, por todos, que si ya llenaron el Stage Front Stadium ante el Sporting de Gijón, lo que sucederá ante el Real Oviedo será histórico.
El espanyolismo se ha unido. Ya sabemos cómo funcionan las cosas en este club; por muy mal que vayan dadas, el perico siempre responde en los momentos en los que la entidad lo necesita. Y eso es lo que ha enamorado a tantos y tantos jugadores. «Este club es diferente», «cualquiera que juegue aquí se enamora del club». Son frases escuchadas en boca de jugadores esta semana, palabras que no hacen más que reforzar este pensamiento y este sentimiento.
Por ello, por el escudo (el escudo se protege, maravillosa frase) y los colores, por los pericos que están y los que estuvieron, por Diego Orejuela, por todos los trabajadores del club a los que el futuro en sus puestos depende del resultado (olé el departamento de comunicación, cada día mejor), por los que vendrán. Por los mitos del Espanyol, por Dani Jarque. Por nosotros. Por todo este empuje y esta convicción que he podido palpar. ¡Que sí, j…, que vamos a ascender!