Bien ha hecho Fran Garagarza en denunciar el enésimo robo arbitral que ha sufrido nuestro club, y todavía ha sido mejor al recordar cómo hace dos temporadas el VAR contribuyó decisivamente a que perdiéramos la categoría. Está claro que los árbitros no fueron el único causante del descenso – toda la temporada, desde la planificación hasta el final, fue un disparate – pero era un equipo muy justo, al borde del abismo, y el VAR nos remató.
No entendí hace dos años como los dueños del Espanyol aceptaron ese robo – insisto, el último empujón, el decisivo, fue arbitral – que significó unas pérdidas económicas de varios millones de euros sin ir a los juzgados. Toda la prensa nacional – las imágenes de los errores del VAR fueron muy claras – habló de la injusticia que sufrimos, pero el presidente y el consejo de administración bajaron la cabeza y apenas protestaron.
Uno hubiera pensado que esa actitud de sumisión estaba motivada por algún pacto oculto que nos llevaría a subir la siguiente temporada con la gorra. Pero viendo en conjunto los arbitrajes del año que estuvimos en Segunda no nos regalaron nada, y eso que éramos uno de los “grandes” de la categoría, por no decir el gran favorito. Al final conseguimos el ascenso por los pelos tras dos eliminatorias de play-off. Callarse no sirve de nada, como ya nos pasó hace dos temporadas. Por eso es muy importante que Garagarza haya hablado bien clarito, y que el club, en sus redes sociales, haya dicho que “seguimos sin entender nada” en referencia a la repetición del penalti que significó la victoria del Mallorca. El Espanyol ha de hacerse respetar, y tomar todas las medidas necesarias para que no nos vuelvan a perjudicar. Por abogados pericos no será