El espíritu del Espanyol femenino echó una mano al masculino. Homenaje a las jugadoras del Espanyol por su ascenso a Primera. Saltaron al césped para recibir el calor de la parroquia perica por un retorno a la máxima categoría, que se mira con envidia por el equipo de Manolo González que suda sangre para conseguir cada punto y que ayer contó con la inestimable ayuda de los aparatos electrónicos para sumar la victoria.
En los prolegómenos, esa celebración de la plantilla de Ibarra con la afición, foto de familia con los jugadores que iban a medirse al Oviedo y un Luis Carrión como invitado de piedra por la relación que tuvo como exentrenador del Femenino perico con quien conquistó una Copa de la Reina en 2012.
El técnico ovetense, sin embargo, empezó a coger protagonismo tras el arranque del encuentro. Susto de inicio con el gol anulado por fuera de juego de Masca. El portugués Francisco Fumaça Mascarenhas Costa Pessoa marcó de cabeza, pero en posición antirreglamentaria. Un Masca que en el partido de ida en el Carlos Tartiere batió a los blanquiazules y ayer siguió incordiando y obligando a intervenir a Joan Garcia.
Chicos bien, moral alta, decía Manolo González en la entrevista previa al choque al pie de campo. Pero empezó el Espanyol con precipitación y eran los carbayones quienes creaban más peligro. El balón rondaba demasiado por el área perica y el ‘abuelo’ Santi Cazorla movía el equipo a su antojo. El futbolista de 39 años impartía lecciones magistrales cada vez que controlaba la pelota. También les costaba frenar al tanque Alemao, un brasileño de nombre Alexandre Zurawski.
El cántaro iba demasiado a la fuente y acabó por romperse. Gol del central Luengo, que aseguramos no tiene parentesco alguno con nuestro director. El respiro vino con el penalti sobre Keidi Bare señalado a instancias del VAR por el pisotón de Colombatto al albanés. El colegiado acudió al monitor y no dudó en señalar la pena máxima que Braithwaite transformó.
Un VAR que en esta ocasión estuvo de cara para el Espanyol. De nuevo se fue arriba Lax Franco para consultar un milimétrico fuera de juego de Alemao. Se salvó el cuadro perico, pero volvió a quedar retratado. El no gol tuvo la misma factura que el que sí subió al marcador. Córner botado por Cazorla y en esta ocasión el otro central, Dani Calvo, que remataba de cabeza de forma impecable.
El balón parado cobró una importancia vital y en este caso el Oviedo probó su misma medicina. Saque de esquina que lanzó Pere Milla y el defensa Cabrera en un certero giro de cabeza golpeó el esférico para darle la vuelta al marcador.
Mejoró el Espanyol con la ventaja, pero el Oviedo daba sus zarpazos y Joan Garcia tuvo que poner la cara a un chut a bocajarro de Colombatto. El partido apuntaba a sufrimiento hasta el final y los cambios de Manolo eran un rompecabezas con tres laterales derechos, Omar, Rubén Sánchez y Óscar Gil sobre el terreno de juego, amén también de tres centrales, Cabrera, Sergi Sánchez y Víctor Ruiz.
Pero funcionó y contra un rival directo como el Oviedo, que salió con el rabo entre las piernas. Se quejó amargamente Carrión del trato y Manolo siguió a lo suyo: invicto a trancas y barrancas.