José A. Meca

Llobregat bIb

@meca_josea

La generación Cornellà

Los pericos más veteranos y los que estamos empezando a serlo, los que empezamos a peinar canas, aunque sea en la barba como es mi caso, hemos vivido a lomos de emociones siguiendo al Espanyol. Muchos de nosotros hemos vivido el paso por tres estadios, donde hemos sido muy felices y también muy desgraciados. Nos ha pasado de todo, hemos bajado al infierno y hemos vivido tragedias en el sentido más literal de la palabra, pero también hemos tocado el cielo con las manos.

En Sarrià, dicen los más veteranos que vieron, de la mano de los delfines, el mejor fútbol que se practicaba en el país. Vimos también en la bombonera como el equipo ascendía brillantemente, agónicamente, y como no, jugó una competición europea que no olvidaremos jamás. Emociones puras y duras.

En Montjuïc no fue muy diferente. Cumplimos cien años de historia ganando un título nacional, repetimos a los pocos años y volvimos a entrar en la historia en competición europea. También vivimos los momentos más agónicos que se recuerdan en tres salvaciones que jamás olvidaremos.

Pero hay una generación nueva de pericos, que solo han vivido la etapa de Cornellà. Hasta ahora la más lúgubre de la historia. Esta generación de jóvenes, su mayor éxito como público lo vivieron en una clasificación europea, ‘in extremis’, unas semifinales de Copa del Rey y la celebración de un ascenso que no pudo hacerse ni en el interior del estadio, debido a una pandemia. Todo esto, con el atrezzo de sufrir los mejores años de la historia de nuestros vecinos, algo que tampoco ha ayudado. Todo lo demás, ha sido soporífero y dramático, empezando a la semana de tener el estadio con el fallecimiento de Dani Jarque y acabando por los descensos más humillantes de nuestra historia. Aún así, el sentimiento de esta generación es comparable a la de los más veteranos. Están curtidos a fuego y si nada les ha detenido ya, nada lo hará en un futuro.

Han demostrado estos jóvenes que no dejan de lado a su equipo en los momentos más difíciles, sin esperar nada a cambio. Ese sentimiento de pertenencia y militancia es la luz para un club como el nuestro. En cuanto lleguen los buenos momentos, que llegarán, se merecerán vivirlos intensamente. Y será justo, muy justo.