El partido ante el Girona FC nos dejó muchas cosas tristes y vergonzosas, empezando por la imagen del equipo. Pero no fueron las únicas. Pese a que el Girona FC anunció el partido con buen rollo, con una imagen de Pol Lozano y David López titulando ganas de volver a veros, la realidad fue muy distinta. La seguridad le hizo taparse la camiseta del Espanyol a un niño, de solo cinco años, que se disponía a entrar en el campo y que no iba a la zona en la que estaba ubicada la afición visitante. «Me sabe muy mal, caballero», le dijo el de seguridad al padre del niño. El menor tuvo que ponerse una sudadera negra encima para que no se vea la camiseta.
En un campo del fútbol es incontrolable que aficionados de un equipo vayan a una zona que no es solo para la afición rival. Faltaría más. Desde el Girona, según apunta Relevo, destacan que hacía dos semanas que el Espanyol sabía esta normativa, que se tomó conjuntamente con los Mossos d’Esquadra, y que además evita o minimiza que puedan pasar incidentes como hace dos campañas. Esta medida se toma, por ejemplo, en los derbis entre Espanyol y Barcelona o en los Clásicos entre el Barcelona y el Real Madrid.
Una decisión lamentable que contrasta totalmente con la que se pudo ver este domingo en el derbi vasco entre el Athletic Club y la Real Sociedad, en la que ambas aficiones compartían zonas en la grada.