De entre los jugadores que en época más reciente han vestido tanto la camiseta del Espanyol como la del Sporting, quizá el que dejó mejor recuerdo aquí fue Javi Fuego (Pola de Siero, 1984). Retirado hace casi tres años, el mediocentro, que estuvo en el club perico entre el verano de 2016 y enero de 2018, se está formando actualmente como entrenador compartiendo curso con otros expericos como Víctor Sánchez o Diego López, mientras hace sus prácticas en el tercer equipo del Sporting. Con él hemos hablado sobre su paso por el Espanyol, las opciones de ascenso de pericos y asturianos y sobre José Gragera.
-Ahora estás en el Sporting C como técnico auxiliar. ¿Cómo está yendo la experiencia de dirigir a un equipo?
Estoy intentando ubicarme un poco en el mundo del fútbol fuera del papel de futbolista. Por eso me estoy formando, haciendo primero el curso de director deportivo, que es algo que me gusta, y ahora el de entrenador, para ver si me atrae. De momento, esta temporada lo estoy pasando bien, porque tenemos un buen grupo de chicos y tengo muy buena relación con el resto de entrenadores. Disfruto la experiencia y estoy viendo qué depara el futuro y qué me pide el cuerpo.
-¿Se echa de menos la vida de futbolista?
El que fue futbolista siempre lo va a echar de menos, el tener ese grado de competición de estar siempre perfecto física y psicológicamente, esa sensación máxima que te da la competición, el estar concentrado. Para mí era una forma de vida que ya se ha acabado. Pero es verdad que disfrutas de otras cosas a nivel familiar y de calidad de vida con mi mujer, mis hijos y mis amigos.
-Hablemos de tu etapa en el Espanyol. ¿Qué recuerdos te dejó?
Fue una etapa muy feliz tanto a nivel profesional como personal. Llegamos a un club en crecimiento, se hizo una plantilla muy potente y ese año y medio disfruté mucho. Conté con la confianza de Quique Sánchez Flores, participé en muchísimos partidos y dentro del vestuario teníamos una familia perfecta. Los Víctor, David, Javi o Gerard trataron de inculcarnos a todos lo que era el Espanyol, lo que suponía llevar esa camiseta. Formamos un grupo fuerte, muy unido y que competía bien. A nivel personal el recuerdo también es muy bueno, porque estuvimos viviendo en una gran ciudad, con mucha calidad de vida.
-Con Gragera jugaste en tu segunda etapa en Gijón, ¿cómo lo estás viendo?
Es un jugadorazo. Desde que lo conozco, se ha ido puliendo y educando en lo que es el mundo profesional, las labores que tiene que hacer dentro del campo, especializándose en esa posición de pivote en la que para mí tiene un gran recorrido a primer nivel. Desde el principio traté de ayudarle en el Sporting en todo lo que pude. Intentar esa cosa tan famosa que hay ahora de adelantar procesos, de ir poniéndole en la mente cosas que creo que le iban a suceder y anticipar un poco que él tuviese respuestas. Creo que tiene unas condiciones físicas muy buenas, a nivel técnico también tiene recursos para jugar a gran nivel y a nivel táctico está aprendiendo mucho de esa posición, porque es muy inteligente. Con la llegada del nuevo entrenador está encontrando más su sitio, esa confianza de ser un jugador importante. Está dando un buen rendimiento.
*El resto de la entrevista la podrás leer en nuestra edición de papel de este sábado 4 de mayo.