Casi todos los que hemos jugado a fútbol, ya sea de manera profesional o amateur, tenemos un recuerdo común de nuestra niñez. Tras varias horas jugando a fútbol, cuando se acercaba la noche y se hacía tarde, alguien acostumbraba a gritar: “El que marque el gol, gana”. Y el partido recuperaba toda la intensidad, porque no era cuestión de irse a dormir fracasado. Allí los delanteros recuperaban todo su protagonismo. Y es que la salsa del fútbol siempre ha sido el gol.
Y el gol, posiblemente, sea una de las pocas asignaturas pendientes del Espanyol de Manolo González. En los 16 partidos de la temporada pasada -12 de liga y 4 de play-off- anotó 15 goles, y tras la marcha de Martin Braithwaite, autor de 22 goles el curso pasado, todo se pone más cuesta arriba. En los dos primeros amistosos, en los que Javi Puado no ha podido jugar por unas molestias, ha quedado muy claro que urge gol. Todos tienen claro que hay que reforzar el ataque y el técnico ha pedido dos delanteros. No pide un perfil concreto, sino un goleador bueno que pueda aportar un buen número de tantos.
El Espanyol en los últimos años ha tenido en su plantilla a alguno de los mejores goleadores nacionales. En este siglo, su idilio con los atacantes empezó con Raúl Tamudo. En la temporada 1999-2000, primera completa como jugador del primer equipo, encadenó una racha de 9 campañas marcando 10 o más goles. Creo que ningún jugador lo logró en esa época. Su mejor registro, los 19 de la 2003-04.
Tras su adiós, el Espanyol supo encontrar un sustituto para el ataque. Osvaldo y Sergio García fueron los primeros goleadores en el RCDE Stadium. Stuani y Caicedo también firmaron buenos números hasta que irrumpió con fuerza Gerard Moreno. El canterano perico dejó el club en la 2016-17, tras marcar 16 goles, y llegó Borja Iglesias que anotó 17 tantos en su único año. De Tomás, Joselu y Braithwaite han sido los últimos goleadores; los dos primeros salieron tras lograr el trofeo Zarra y el danés tras ser el Pichichi de Segunda.
Ahora el Espanyol debe volver a reinventarse en ataque. Y es muy importante acertar. Muchas de las opciones de éxito pasan por el gol. Y sino solo hay que tirar de hemeroteca. En la 2019-20 no se encontró un delantero de garantías y con Calleri y Ferreyra, dos goles entre los dos, acabamos en Segunda.