En toda la historia del RCD Espanyol solo hay cuatro jugadores que tienen el privilegio de tener sus fotografías en la galería de entrenadores y de internacionales que están en el Auditorio Juan Segura Palomares del Stage Front Stadium. Dos de ellos se verán las caras este domingo en el Marbella Football Center. Sergio González y Luis García son historia del Espanyol. Además de ser protagonistas en esa galería de jugadores y entrenadores, ambos saben lo que es ganar una Copa del Rey con el Espanyol. Y marcando en la final. Mientras que Sergio anotó el segundo tanto en la de Valencia contra el Atlético en el 2000 (2-1), Luis García fue el autor de dos goles en el triunfo contra el Real Zaragoza en Madrid (4-1).
Los dos tienen bastantes coincidencias en sus trayectorias como pericos, pero nunca llegaron a coincidir en un terreno de juego defendiendo la camiseta del Espanyol. Sí que se enfrentaron en bastantes ocasiones. Lo que muchos no saben es que Sergio y Luis García estuvieron cerca de compartir vestuario en el Espanyol en dos ocasiones.
En Galicia lo dieron por hecho
En el verano de 2006, Luis García ya llevaba una temporada jugando en Montjuïc y Sergio estuvo cerca de regresar al Espanyol. En junio de ese año, Pedro Tomás regresó al Espanyol para asumir la gestión del club, en ese momento presidido por Daniel Sánchez Llibre. El máximo ejecutivo tenía las ideas muy claras y una de sus primeras apuestas, con el ok de la dirección deportiva encabezada por Paco Herrera, fue intentar fichar a Sergio González. El dirigente espanyolista alcanzó un principio de acuerdo con Lendoiro, presidente del Deportivo, para que Sergio regresara al Espanyol, club del que salió en 2001 para fichar por el Dépor.
Alberto Lopo se iba a ese verano al Deportivo, tras acabar su contrato, y en las negociaciones el Espanyol estaba dispuesto a renunciar a los derechos de formación del canterano si se facilitaba la llegada de Sergio. Al de L’Hospitalet le quedaban tres años de contrato con el Dépor, pero estaba dispuesto a regresar a casa. Aunque algunos medios en Coruña daban la operación por hecha, al final no se concretó.
El regreso de uno de los canteranos más queridos por la afición no fue posible, pero en el club nunca se olvidaron por él. Y Sergio tampoco. En 2001 se fue llorando del Espanyol. Firmó el traspaso más caro de la historia del club. Casi 18 millones de euros que solventaron más de un problema económico y permitieron respirar a la entidad. Pero en su despedida dijo que quería volver algún día. Y en 2009, con Luis García todavía en el Espanyol, volvió a aparecer la oportunidad de que regresara. Se dieron todos los condicionantes para que pudiera firmar por dos temporadas por el club blanquiazul. Pero el Espanyol corría el riesgo de descender a Segunda y no se negociaría nada hasta que se lograra la salvación. Al final, como en la anterior ocasión, su regreso no fue posible.