Miren, a estas alturas de la película, lo que más ofende es la normalización que hemos hecho de la corrupción arbitral.
Muchos pericos no estamos ofendidos por los errores arbitrales, básicamente porque estamos convencidos que no son errores: Un error puede ser puntual, circustancial y siempre accidental. Lo vivido en Mallorca ha sido premeditado y ejecutado de forma consciente. Les salió mal, pues no contaban con el estado de forma de nuestro portero y eso hizo que tuviera que ser un escándalo para poder justificar unas patéticas decisiones. Decisiones que todos, y cuando digo todos me refiero a todos los aficionados al fútbol en este país, somos conscientes que una repetición de un penalti como el señalado hoy, en Montjuic, al equipo de casa no se lo pitan en contra. Y menos si el penalti viene precedido por una acción sobre la de Abdón y un penalti clamoroso no señalado a Jofre. Y menciono Montjuic por ser el escenario del último escándalo sufrido en contra y teniendo aún en la retina los goles anulados que sufrimos allí.
Hablando de patéticas, el próximo partido en casa es frente al Atlético de Madrid, club al que recibiremos con el recuerdo del (no) gol de Griezmann mientras todavía seguimos esperando que nos envíen el video donde se ve que el balón cruza la línea.
Precisamente y parafraseando al Cholo, quizá hoy hubiese estado bien que Manolo se hubiese levantado en la rueda de prensa y le hubiese preguntado a la prensa asistente si han visto en el campo el motivo de la repetición del penalti
En fin. El show de siempre. La liga adulterada y corrupta de siempre echa por tierra la labor de un portero que va camino de convertirse en leyenda, mientras los aficionados seguimos rezando y maldiciendo al mismo tiempo.