Sara Monforte (Castellón de la Plana, 1980) regresa al Espanyol Femenino con máximo compromiso, once años después de su salida como jugadora, para ser la principal responsable del primer equipo en su regreso a la Liga F. En los banquillos afrontará su séptima temporada como entrenadora en un club muy especial para ella, el Espanyol, después de su pasado en el Villarreal CF. Llega con mucha ilusión y energía ante el reto más importante de su carrera para lograr el objetivo del club: la permanencia en la categoría y que el siguiente paso sea asentar al equipo en la Liga F, categoría que nunca debió perder.
-¿Cómo ha sido la primera toma de contacto con el equipo?
La verdad que muy bien. Hemos hecho los primeros entrenamientos de campo y como hay mucha gente que continua del año pasado se ve que hay un trabajo detrás que para mí es muy importante porque a nivel táctico han llegado muy bien las jugadoras. Eso es un trabajo que ya está hecho y que agiliza mucho el trabajo para esta temporada, aunque hay muchísimo está claro. Hay varias jugadoras nuevas, pero se ha visto muy buen ambiente y muchas ganas. Estoy muy contenta.
-Esta temporada se sigue apostando por jugadoras jóvenes y con experiencia, ¿cómo lo ves y si falta alguna incorporación?
Lo más importante por mi experiencia en Liga F es ser un equipo y las jugadoras también lo han dicho. Eso depende de nosotras. Hay mucho trabajo porque se necesita ese salto de nivel de una categoría a otra, y es muy alto, y necesitas estar muy bien a nivel condicional y de fuerza para duelos. A nivel de equipo eso es muy importante y ahí está nuestra fuerza. Además, hemos visto un equipo muy parejo y ahí van a tener todas más competencia y eso aumenta el nivel.
-¿Cómo ha sido el regreso a la que consideras tu casa?
Me noto como un poco alterada de la emoción porque las entrenadoras encontramos muchas emociones. Estoy feliz. Venía de estar seis años en el Villarreal, donde estuve muy bien y la que considero también mi casa porque me dieron la oportunidad y me ayudaron a formarme. Aunque, el Espanyol Femenino es el reto más importante de mi carrera por el hecho de salir de mi zona de confort porque es como todo nuevo y voy a tener menos margen de error, porque sabía que el contexto que tenía en Villarreal no era la realidad del fútbol. He llegado aquí y me ha sorprendido el cambio para bien, porque el club apuesta para dar ese plus de equipo profesional.
-¿Has encontrado el club muy cambiado desde que te fuiste?
Cambios en las cosas buenas. La cercanía y que es un club familiar, eso lo he visto igual. Todo el mundo tiene palabras de cercanía y de sentimiento.
-¿Qué hizo que volvieras al Espanyol?
Siempre he querido volver aquí y lo he dicho. No es fácil que después de un descenso dos clubes de la Liga F te quieran. Eso me llenó de felicidad porque a pesar de los resultados, que es difícil, que también vean el trabajo. El Espanyol Femenino es una oportunidad que he soñado por el cariño que le tengo al club y a nivel personal por la gente que conozco.
-¿Qué crees que te presenta este reto?
Es un reto muy importante porque es una nueva oportunidad para mí para demostrar que lo del descenso fue una temporada concreta. Tengo las ideas muy claras y que el fútbol es muy injusto de cara a los que trabajamos y vivimos de ello. Las temporadas de los recién ascendidos suelen ser muy bonitas por la ilusión y las ganas de las jugadoras. A ver si la suerte nos acompaña, nos adaptamos bien a la categoría y tenemos buenos resultados.
-¿Qué es lo que más te marcó del Espanyol como jugadora?
Ese sentimiento perico. Cuando viene aquí no conocía al club, al Femenino sí, porque recuerdo el enfrentarme a jugadoras como Raquel Cabezón, Míriam Diéguez, pero a nivel de club no. Cuando llegué aquí fue cuando se inauguró Cornellà, no me perdí ningún partido, es más me hice una hooligan y eso lo consiguen desde el club.
*El resto de la entrevista la podrás leer en nuestra edición de este sábado 27 de julio