Que el Espanyol está creciendo en esta segunda vuelta es un hecho y, pese a que Manolo González es el principal culpable de ello, los fichajes que llegaron en el mercado invernal subieron la calidad de una plantilla que ha ido mejorando partido tras partido.
Sin prácticamente protagonismo en la Real Sociedad, Urko González de Zárate llegaba al Espanyol como una apuesta arriesgada por parte de la dirección deportiva. La lesión de José Gragera había hecho que el cuadro blanquiazul andara cojo en una de las posiciones más importantes, como es la de pivote defensivo.
Urko cayó de pie en un Espanyol que le necesitaba tanto como él necesitaba al club, y once jornadas después de su debut de la mano de Manolo González, el centrocampista ya es un fijo en los esquemas del técnico gallego. Con él en el campo, los blanquiazules tan solo han perdido un partido, cosa que no es casualidad, pues le aporta al equipo un nivel defensivo en el centro del campo muy importante.
Por otra parte, Roberto Fernández fue la otra incorporación que realizó el Espanyol, que fichó por del Sporting de Braga portugués el pasado verano, pero no acabó de adaptarse al equipo. Fran Garagarza apostó por él, y el cordobés no necesitó más de diez minutos para confirmar que su fichaje era un acierto.
Desde su tanto contra el Real Valladolid, Roberto ha visto puerta en cuatro ocasiones más, dando importantes victorias en campos muy complicados como Balaídos o Vallecas. No obstante, además de sumar goles, el delantero está aportando un gran nivel sin balón, pues es capaz de generar una incomodidad a los rivales en la salida de balón que en muchos casos hace que estos pierdan la posesión.
Pese a que el Espanyol todavía no está matemáticamente salvado, Roberto Fernández y Urko González de Zárate son dos de los principales artífices de que los de Manolo González tengan un amplio colchón con respecto a la zona de descenso.