En mi querido Espanyol encontré mi casa y pude lucir orgulloso el brazalete de capitán durante años. ¡Aquí tenéis a un perico para siempre y para todo!”. Está es una de las frases con las que Víctor Sánchez (Rubí, 08-09-1987) anunció en un comunicado que dejaba el fútbol. Entre todos los equipos en los que ha jugado, el catalán militó en los tres catalanes que están en Primera, pero hay uno que le marcó para siempre. Y este no es otro que el Espanyol. En la previa del partido ante el Girona, su último club, Víctor atendió a ‘El 1900’. Habló del pasado, presente y futuro del club y mostró su preocupación, ya que considera que el proyecto Chen “está agotado”.
-Este año tocará volver a sufrir. Viviste alguna campaña tranquila durante tus ocho años y medio en el Espanyol?
En el homenaje a José María Calzón estuve hablando con Manolo González y le dije que en el Espanyol se sufre siempre. Yo sufrí incluso con Rubi pese a que nos acabamos clasificando para Europa. Seguramente la única temporada tranquila fue la primera con Quique, cuando logramos 56 puntos y acabamos octavos. No hicimos un fútbol muy bonito, pero éramos un equipo que defendía bien y tenía mucho gol arriba. Ganamos varios partidos con acciones a balón parado y competíamos muy bien. Quitando ese año, creo que nunca tuve una temporada tranquila de principio a fin.
-Entre todos los momentos difíciles viviste uno en el que sumasteis tres puntos de 30 y acabamos séptimos tras vivir un punto de inflexión en Girona…
Girona ha sido un punto de inflexión tanto para lo bueno como para lo malo en los últimos años. En el lado positivo está la victoria con Rubi o la que logramos con David Gallego, después del cese de Quique Sánchez Flores, que sirvió para calmar el ambiente. En el lado negativo está la derrota con Diego Martínez, en su último partido como entrenador del Espanyol. Para bien o para mal, allí han pasado cosas; espero que ahora volvamos a ganar y el equipo salga reforzado de Montilivi y dejemos atrás los fantasmas del pasado.
-Eso fue en abril de 2019. ¿Duele ver lo mucho que han cambiado los dos equipos desde entonces?
Sí. Si nos quedamos solo en los datos, desde ese curso con Rubi hasta ahora, el Espanyol ha estado dos años en Segunda, mientras que el Girona, tres. Ellos bajaron y crearon un proyecto para subir, pero no consiguieron ascender hasta la tercera temporada, aunque, a partir de ahí, todo lo que han hecho es un ejemplo de como planificar bien un proyecto.
-El Espanyol ha hecho casi todo lo contrario…
Posiblemente. Nosotros nos hemos convertido en un equipo un poco ascensor que sube, sufres un año, vuelves a bajar… Y esto es lo que me da más miedo. Cuando empiezas a vivir una situación como la nuestra, con todo lo que está pasando con Chen y la propiedad, la pérdida un poco de la filosofía e idiosincrasia que siempre ha tenido el Espanyol… hace que sea complicado tener una temporada buena.
-Para ti, que estuviste medio curso en el Girona, ¿cuál es la clave de este buen rendimiento?
El trabajo que están haciendo es brutal. La línea que sigue el presidente, dueño, director deportivo y entrenador es muy regular. Siempre han creído en lo que quieren y lo han tenido muy claro, sin importarles lo que digan desde fuera. A diferencia de ellos, en el Espanyol seguimos con la misma línea. Tenemos un presidente que está muy lejos, y con el que es muy difícil tener un contacto directo, y un director deportivo que tiene casi todo el mando del club, ya que por encima suyo tiene a Mao Ye Wu, que es una persona que no lleva mucho en el mundo del fútbol y es más un consejero del presidente que un directivo al uso que conozca el mercado. En cierta medida puedo entender que Chen tenga cierta desconfianza con la gente de aquí, ya que los que ha puesto no le han dado resultado, y esto hace que no delegue muchas cosas. Ante esta situación no tenemos una línea clara de qué hacer, quién decide, hacia dónde vamos… Y además, con la cantera se lleva años sin hacer un buen trabajo.

-Tú viviste la llegada de Chen. ¿Cuesta entender que se haya pasado de la ilusión inicial a la preocupación que hay ahora?
Chen nos dio cosas muy buenas al llegar, sobre todo a nivel de estabilidad económica y nunca nos faltó nada. En sus primeros años se hicieron buenos proyectos y llegamos a Europa, pero ahora el proyecto está agotado. Creo que él también lo piensa y entiendo que no quiera vender si, como mínimo, no recupera lo que ha invertido. El problema es que en este periodo, entre que vende o no vende, está dejando el club un poco a la deriva. No invertir para reforzar al equipo es peligroso. Entiendo la preocupación que tenemos los pericos, pero él manda y por mucho que pensemos que no lo está haciendo bien, no podemos decidir nada. El futuro pasa por un cambio de propiedad y si el que llega es de fuera, que se deje asesorar por gente de aquí.
-El no acertar en los dirigentes hizo que tuvieras que dejar el club con 270 partidos oficiales, siendo el decimotercer futbolista que más ha jugado con el Espanyol. ¿Te sigue costando entender por qué no seguisteis Javi López y tú?
No me costó entenderlo porque sé perfectamente por qué fue, aunque no compartí la decisión. Independientemente de lo que hubiera jugado ese año en Segunda, hubiera sido un jugador que habría sumado a nivel de vestuario, experiencia…Nunca habría dado un problema. Los que mandaban quisieron buscar culpables tras el descenso para salvarse ellos y que pudieran seguir en el club. A Javi y a mí nos señalaron como los culpables de aquel descenso, que teníamos una parte de culpa como todos. Apostaron por sacar a las caras que llevábamos más tiempo en el club. Lo tengo olvidado porque al club, que está por encima de las personas, le tengo mucho cariño. Me hubiera hecho mucha ilusión ayudar a ascender al equipo, ya que tanto Javi como yo tenemos en nuestro debe el no poder dejar al club en Primera.
*El resto de la entrevista la podréis leer en nuestra edición de papel de este sábado 23 de noviembre