La victoria en Vitoria fue injusta. Y tengo que confesar que me place mucho decirlo porque en el Espanyol sabemos mucho de perder injustamente partidos. Así que por una vez bien está que nos llevemos una alegría y sumemos tres puntos que no nos merecíamos. El 2025 está siendo magnífico, y si mantenemos el tono de los últimos partidos conseguiremos, sin duda, la salvación antes de lo que nos esperábamos al inicio de la temporada.
Es milagroso que estemos siendo competitivos cuando apenas nos hemos gastado un céntimo en fichar y hemos construido un equipo para mantenernos a base de las cesiones que Fran Garagarza ha podido ir cerrando. Está claro que el ‘factor Manolo’ es clave, porque él ha sido capaz de sacar petróleo de una plantilla que despertaba muchas dudas.
Ahora viene un campo que no se nos acostumbra a dar bien. De hecho, todavía me duele los cuatro goles que nos metió Yéremi Pino en el partido al que asistí hace unas temporadas. En Villarreal, con alguna honrosa excepción como aquel partido en el que marcó Raducanu y se cayó una grada, no han abundando los momentos de alegría.
Recordando el primer partido de la presente liga en el que el Valladolid nos mojó la oreja, y viendo como está ahora hundido en el pozo, he de reconocer que, por muchas dudas que yo haya tenido, Manolo ha demostrado que de esto sabe un rato. Ha sabido gestionar lo poco que tenemos con buen criterio y eso siempre se lo tendremos que agradecer.