«¿Fichamos lo que vosotros queréis o lo que necesitamos?», espetó Fran Garagarza a la afición a ras de césped una vez finalizado el encuentro en Albacete, el cual se saldó con empate a un gol tras una mala imagen de los de Luis García en la segunda mitad. Fue, quizás, el peor momento del director deportivo desde que el pasado 26 de junio se comprometiera con el Espanyol. Una imagen que no habíamos visto en ningún otro trabajador del club anteriormente y que llamó poderosamente la atención.
Pero Garagarza lo hizo porque quiere estar cerca de la afición. De los que sienten el club. Empaparse de un Espanyol que sabe que es lo que tiene que cuidar y hacer: mimar a los de casa y hacerse respetar. Lo tenía claro él y el club antes de comenzar el último día de mercado y en fechas anteriores, remitiéndose a sus exigencias en los casos de Martin Braithwaite y, sobre todo, César Montes. Ya lo había hecho anteriormente con Sergi Darder y con Simo, operación que se retrasó unos días y, gracias a ello, el Espanyol pudo aumentar el precio de salida del central.
«El club no ha querido vender por debajo de unas exigencias mínimas, lo considera una falta de respeto a la afición», indicaban fuentes del club consultadas por ‘El 1900’. Dicho y hecho. No se movió un ápice de lo que pedía por un Montes y, finalmente, la UD Almería acabó accediendo: 12 más dos millones y un diez por ciento de una futura venta. Plusvalía tan solo nueve meses después de hacerse con el central mexicano. Por Braithwaite no hubo movimientos.
Y, tras ello, el mejor regalo, absolutamente inesperado: la renovación hasta 2027 de Pol Lozano. El mediocentro, el ’10’, uno de los que más sienten los colores de la plantilla, cerró su continuidad como espanyolista, «el sueño de cualquier perico», como escribió en ‘X’ el propio jugador. Un amor absolutamente correspondido. Cuidar a los de casa, el otro gran trabajo que sabe debe cumplir Garagarza.
«Estoy contento de la afición, porque nos debemos a vosotros», declaró Fran Garagarza a los medios presentes ayer noche -entre los que se encontraba nuestro compañero Rubén Martínez-, tras el cierre del mercado, cuando salía de la CE Dani Jarque. Una afición muy satisfecha con una ventana de `pases que, pese a ello, ha tenido dos motas negras: la no llegada de un ‘8’ y la falta de un stustituto de Montes que deja la plantilla con solo tres centrales (Fernando Calero, Leandro Cabrera y Sergi Gómez). El Espanyol, que no ha dado el mercado por cerrado a pesar de haber finalizado el tiempo para fichar, se reforzará con jugadores libres. Álvaro Aguado, todavía sin equipo, continúa siendo objetivo.
Es el siguiente paso, acabar de confeccionar una plantilla algo coja en determinadas posiciones. Pero hay más, como las renovaciones de Omar El Hilali y, por encima del resto, de Nico Melamed. «Los que tenemos, hemos de lograr que se queden desde el convencimiento. Tenemos que tocar y trabajar ese sentimiento perico, ese sentimiento de pasión por estar en el Espanyol que hace que el futbolista quiera quedarse aquí y no irse a otro sitio», explicó Garagarza hace un mes en la presentación del entrenador del Espanyol B, Manolo González. Sin lugar a dudas, este mercado ha sido una muestra de ello y de que el club, al fin, se ha hecho respetar. No, al final no ha acabado siendo un ‘mercadillo’. La recta final de mercado se ha parecido más a un restaurante con estrella Michelín.