Hay gestos que definen una vida. Y hay vidas que resumen el alma de un club. Lluís Marimón, natural de Igualada, campeón del mundo en diversas disciplinas de atletismo en la categoría de 95 a 100 años, no sólo corre carreras y lanza pesos. Corre contra el olvido, contra el tiempo, contra el silencio injusto. Corre solo muchas veces, sí, pero nunca en vano.
Cada vez que sube al podio, aunque no haya nadie más a su lado, Lluís nos recuerda que la victoria no siempre es una cuestión de rivales, sino de constancia, pasión y dignidad. Porque seguir compitiendo a esa edad no es una anécdota, es una declaración de principios. Y hacerlo con los colores del CAI, el Club Atlètic Igualada, su casa deportiva, es una muestra de fidelidad inquebrantable.
Pero si hay algo que da alas a sus pasos y sentido a su lucha es el RCD Espanyol. Lluís no es un socio más: es el socio número 1. El más antiguo, el que lleva décadas alentando al equipo de sus amores, en los días buenos, pero sobre todo en los malos. Y también es un alma fundadora de la Penya Blanc-i-Blava de Igualada, la primera peña fundada fuera de Barcelona y la segunda más antigua del club, que este año cumple nada menos que 75 años. En su casa también ostenta el carnet número uno.
Todo esto no es solo una biografía admirable. Es, o debería ser, un orgullo institucional. Porque en un fútbol cada vez más volcado en los focos, en el marketing, en el ruido fácil, la figura de Lluís Marimón brilla por lo que representa: lealtad, esfuerzo y resistencia. Valores pericos. Valores eternos.
Hace unas semanas, TV3 le hizo una entrevista. Bonita, simpática, amable. Pero se les olvidó un “detalle”: no mencionaron que era el socio número uno del Espanyol. No cuesta imaginar qué habría pasado si en lugar de blanquiazul, Lluís hubiera sido culé: lo habrían repetido en bucle, con música épica y primeros planos. Pero ya nos conocemos el cuento. Los pericos sabemos lo que es remar a contracorriente. Y también sabemos que hay silencios que dicen más que las palabras.
Por eso hoy levantamos la voz. Porque Lluís Marimón merece hacer el saque de honor en el estadio del Espanyol. Se lo debe el club, se lo debe la afición, se lo debe la historia. No por lástima ni por gesto simpático, sino por justicia. Por haber llevado el nombre del Espanyol al podio del mundo. Por ser un símbolo de lucha, de fidelidad, de identidad.
Porque en un mundo que aplaude a los que corren más rápido, nosotros queremos homenajear a quien nunca ha dejado de correr.
Estimat Lluís, gràcies per recordar-nos què significa ser de l’Espanyol: no rendir-se mai, encara que el podi estigui buit i el silenci pesi. Perquè on altres veuen solitud, nosaltres hi veiem resistència. I on altres s’aturen, tu continues corrent.
1 comentario
Gran Article!!!!