No es tierra de grandes jugadores Lleida, el lugar de nacimiento del último fichaje del Espanyol. Pese a que han salido algunos futbolistas importantes, sobre todo en can Barça (Carles Puyol, para los despistados, la eterna promesa Bojan Krkic o, para los más que ya peinan canas, Francisco Javier Sánchez Jara) y que cuenta con un Lleida Esportiu que trata de nutrirse de jugadores de la zona, cuesta ver un ilerdense en la élite. Si acaso, en los últimos años la ha pisado Aleix Febas, Marc Cardona o Xavi Quintillà, pero han pasado de puntillas. Es más, el nombre más importante actualmente en el panorama futbolístico de la Terra Ferma está en un banquillo, concretmente en el de Portugal: Roberto Martínez.
Pero ello no quiere decir que la provincia de Lleida no haya sacado buenos futbolistas. Y en promedio, el Espanyol ha tenido a algunos de los más destacados. Futbolistas que jugaron poco en los 40 y 50 se combinan con otros que hicieron carrera en el club blanquiazul como David Casamitjana (de la 1953-54 a la 1957-58). Pero si hay alguno de los que la afición perica guarda buen recuerdo es del malogrado Canito.
José Cano ‘Canito’ nació en Llavorsí, provincia de Lleida, pero pronto abandonó su ciudad natal para aterrizar en Barcelona, donde empezó a dar sus primeras patadas a un balón y con su vida desordenada. El líbero, posición prácticamente extinta en el futbol actual, llevaba al Espanyol en el alma; la anécdota más sonada que protagonizó es la celebración de un gol que daba la salvación a los blanquiazules en pleno Camp Nou, siendo jugador del FC Barcelona.
Otro jugador, en este caso más reciente, que ha sido importante en el Espanyol ha sido Joan Capdevila. Josep Manel Casanova (qepd) lo fue a buscar a su Tárrega natal para integrarse en el fútbol base del club blanquiazul. Jugó en el primer equipo perico en dos etapas, fue campeón del Mundo con España en 2010 y actualmente, aunque se rumoreaba sobre su destitución, es el responsable de las relaciones institucionales del club perico.
En el pasado más reciente, otros jugadores naturales de Lleida han pasado por el primer equipo, caso de Marc Bertán o Jofre Mateu, de los cuales no se guarda un gran recuerdo, sobre todo de este último. Pere Milla, oriundo del mismo lugar que todos los tratados que será presentado este mediodía, espera dejar una huella más parecida a la de los dos primeros. Está en sus manos. Mejor dicho, en sus pies.