El Espanyol, ayer, consumó su primera derrota del curso en un partido en el que los pericos merecieron más, pero que no supieron ser decisivos donde tiene que ser: las áreas. Los de Luis García completaron una bastante buena primera parte, con excepción del regalo de Fernando Pacheco a Enric Gallego, que provocó el único tanto del enfrentamiento. A partir de ahí, ante un buen CD Tenerife, que supo entender y gestionar la ventaja en el marcador, al Espanyol le faltó clarividencia, sobre todo en el segundo tiempo.
Con el 11 inicial, ya pudimos observar el primer cambio, pues Javi Puado se situó, al igual que frente al CD Eldense, en el lateral derecho, una demarcación la cual no es muy habitual para el ‘7’ perico, pero que, gracias a sus cualidades, pudo rendir bien en fase ofensiva. En la defensiva, le costó. Lo demás del equipo de la partida, más de lo mismo. Luis García optó, acertadamente, por Keidi Bare, que aportó músculo, físico y estuvo acertado con el balón.
En el primer tiempo, el Espanyol se encontró mucho más cómodo que en el segundo. Fue el mismo Espanyol de toda la temporada, con la misma idea y plasmada de una buena manera, aunque imprecisa a la hora de decidir. Los de Luis García hicieron un buen trabajo con balón, tanto antes como después del gol de Enric Gallego, gestionó bien las posesiones, sabiendo cuando tenía que atacar al espacio y cuando tenía que jugar en corto. Otra vez, clave de esto fue un Leandro Cabrera atrevido y con personalidad con el balón. Sus pases interiores permitieron al equipo progresar y encontrar los espacios para atacar. El Espanyol atacó bastante bien, creó muchísimas ocasiones de gol, pero no tuvo la puntería para acertar.
La extraordinaria movilidad de los atacantes pericos, generando constantes desmarques para arrastrar jugadores, generando espacios libres y atacándolos, permitió que progresara en ataque. Llegó bastantes veces a línea de fondo, sobre todo con triangulaciones que acababan con un pase al espacio para Puado, pero, de nuevo, la toma de decisiones fue errónea.
No obstante, tras el gol, el CD Tenerife tuvo sus mejores minutos. Se encontró cómodo sobre el verde, pues la impaciencia, imprecisión y precipitación perica, hicieron que el ‘Tete’ encontrara con mayor asiduidad los espacios. Luismi Cruz por la derecha produjo peligro, pero los locales vieron una oportunidad en explotar el perfil derecho perico, en el que Omar tuvo trabajo para solventar las internadas de Waldo. También, Enric Gallego tuvo su lucha personal con Fernando Calero, en la que el catalán, con choques y movimientos, estuvo muy activo y acertado en sus decisiones.
Ahora bien, cuando el Espanyol no puede conectar con sus mejores jugadores, como Nico, que estuvo con un marcaje intenso, o no puede tener una cierta continuidad en su juego, tal y como pasó en el segundo tiempo, el equipo se queda sin ideas. Los de Luis García acabaron el partido con tres delanteros, pero si no consigues llevar la pelota hacia ellos con una cierta calidad, no sirve de nada. El Espanyol es capaz de, sin estar del todo bien, generar muchísimas ocasiones de gol, pero, pese a ser el conjunto máximo goleador, debe ser aún más decisivo, pues debe maximizar sus ocasiones. Si bien los de Luis García son capaces de esto, deben seguir poniendo el inciso en la fase defensiva, pues, prácticamente en cada ocasión rival, recibe un gol. El Espanyol debe encontrar un equilibrio entre la defensa y el ataque.
Por último, la nota positiva es el debut de Álvaro Aguado, con unos minutos bastante estimulantes. Estuvo muy participativo y quiso llevar el control de la pelota del equipo. Si bien aún le falta rodaje, no tardaremos en verle con más continuidad.