Este pasado 8 de agosto se han cumplido 15 años desde que Dani Jarque nos dejó. 15 años desde aquel fatídico día en que el corazón de un joven noble y comprometido se detuvo, pero el latido de su recuerdo permanece en la memoria de todos los que amamos al RCD Espanyol.
El video producido por Magic Players, editado magistralmente por el jefe de comunicación de la empresa de Mágico Díaz, Ezequiel, y locutado por mi admirada, querida amiga y gran periodista Susana Guasch, pone los pelos de punta y nos recuerda por qué aplaudimos cada minuto 21 de cualquier partido, en cualquier lugar del mundo.
Para los pericos, Jarque no era sólo un capitán; era el alma de un equipo y de una afición que lo vio crecer desde la cantera hasta convertirse en el líder natural de la defensa blanquiazul. Un líder silencioso, pero firme. Un jugador cuya presencia en el campo irradiaba calma, seguridad y una entrega total por los colores del Espanyol. Los que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir momentos con él podemos dar fe eterna de que su valía como persona sobrepasaba incluso su calidad futbolística, que era inmensa.
El 8 de agosto de 2009, el fútbol se vistió de luto. El mundo se estremeció al recibir la noticia de su partida en un momento en que su carrera estaba en pleno auge, recién nombrado capitán de su amado equipo. Pero más allá del fútbol, lo que más duele es la ausencia de la persona. Un joven de tan solo 26 años, con una vida por delante, una familia que construir junto a su novia embarazada, y cientos de sueños que cumplir. La tragedia no sólo golpeó a la familia perica, sino a toda la comunidad futbolística, que supo reconocer en Dani Jarque a uno de los suyos.
El dolor de su pérdida aún es palpable, pero su legado sigue vivo. Cada vez que el Espanyol salta al campo, Jarque está ahí. En la mirada de sus compañeros, en el fervor de la afición, en el minuto 21 de cada partido, cuando la grada entera se llena de aplausos de respeto, recordando que él fue y siempre será uno de los nuestros. «Mamá o papá, ¿por qué aplaudimos ahora?» Esa es la pregunta que a todos los padres espanyolistas con hijos pequeños nos ha tocado responder en un momento u otro, con el corazón en un puño. No es fácil explicar una historia tan dramática a una niña o a un niño, pero lo hacemos porque, al final, la vida es todo menos perfecta, y la historia de Dani es una que queda clavada de por vida, para siempre y es leyenda de nuestros colores.
El homenaje más grande que le hizo la vida fue cuando su amigo Andrés Iniesta le dedicó el gol más importante de la historia de España, en aquella final del Mundial de 2010. Un gesto que trascendió universalmente y demostró que la amistad y el respeto entre seres humanos de bien están por encima de todo.
Dani Jarque es más que una leyenda del Espanyol; es un símbolo de lealtad, de compromiso y de amor por unos colores que defendió con el alma. Su historia es un recordatorio de la fragilidad de la vida, pero también de la inmortalidad que ofrece el recuerdo. 15 años después, su figura sigue siendo una inspiración para todos los chavales de nuestra cantera, no solo por lo que hizo en el campo, sino por la huella que dejó en los corazones de quienes tuvimos la fortuna de conocerlo que se transmitirá por los siglos de los siglos de generación a generación.
Como cada 8 de agosto, algunos pericos nos volvimos a juntar en la puerta 21 del RCDE Stadium para rendirle homenaje junto a su familia. Los pericos lloramos su pérdida, pero también celebramos su vida eterna. Porque, aunque Dani Jarque no esté físicamente, su espíritu vive en cada rincón de Cornellà-El Prat, en cada balón que se disputa, y en cada corazón que late al ritmo de su recuerdo. 15 años sin ti, Dani, pero siempre presente. Por siempre, nuestro capitán.
1 comentario
El día 8 de agosto del 2010 pasaba la noche de mi primer aniversario de boda en un hotel de la Sierra de cazorla, después de cenar nos fuimos a la habitación, puse la televisión y sin saber en qué canal estaba me metí a lavarme los dientes, mi mujer mientras se quitaba los pendientes miró la. TV y se puso a leer las letras de abajo y con lágrimas como un puño se acerco a mi y me abrazo. Sabía que lo que estaba leyendo me iba a doler, no me lo llegué a creer. Allí no había WiFi no había nada…
En fin, así que cada año que pase, los años que siga celebrando mi aniversario, siempre miraré hacia el cielo, veremos juntos esa estrella que lucirá en nuestro día, que ojalá sea muchos los años…
Robert, gracias por estar aquí, por mandarme todo lo relacionado con nuestro club y sigamos muchos años batallando juntos. Gracias de corazón.