Luis Miguel Ramis no tardó en detectar los verdaderos problemas del RCD Espanyol, si tenemos en cuenta lo que se vio en el último partido contra el Elche. La rueda de prensa tras la mala imagen del equipo en Huesca confirmó “las sombras” del equipo sobre todo en defensa y en actitud.
Estoy convencido de que Ramis, antes de acceder al cargo, conocía perfectamente las carencias del equipo, pero también sus virtudes, que son muchas. Incorporar a un entrenador no sucede de un día para otro Nada suele ser casualidad ni ocurre porque sí. Los acercamientos con los posibles candidatos se llevan en secreto. Y cuando se toma la decisión del cese, el entrenador que llega ya tiene, o debería tener, mucha información.
Como reza el famoso ‘meme’, “lo que pides, y lo que recibes finalmente” es la versión que se vio y que ‘recibió’ Ramis en su debut en El Alcoraz. Con toda seguridad el míster, desde fuera, intuyó dónde debía incidir su trabajo, pero le faltaba más información. Conocer de primera mano el estado del vestuario y lo que respira una plantilla erosionada, con un entrenador cesado, castigado por el lastre de un equipo que volvió a perder la categoría y que está jugando peligrosamente con su historia.
Busca solidez atrás
Con las sombras defensivas, pero ahora sí ya conociendo el estado del vestuario, su trabajo era dotar al equipo de solidez en defensa. Pero también de fortaleza y convencimiento donde la primeras señales y síntomas de debilidad cogían forma. Y ahí radica la dificultad. Este quizás sea un análisis muy básico teniendo en cuenta que en el fútbol actual todo lo que no sea hablar e interpretar estadísticas, porcentajes, posesiones, bloques altos y bloques bajos empieza a sonar raro.
Un equipo entregado
El Espanyol se reencontró con lo más primario del fútbol. La denostada agresividad, incluyendo fases del partido donde algunas entradas pudieron dejar al equipo con diez. La practicidad que a veces se pierde en el fútbol a favor de un juego que parece más un producto de laboratorio, donde la inspiración del futbolista y la improvisación desparece en favor de la rigidez táctica.
Se fue al límite. ¡Como debe ser! Conscientes de lo que había en juego y contra un rival que aspiraba a lo mismo, el equipo volvió a dejar la portería a cero en el Stage Front Stadium. Pero lo mejor fue ver a un grupo entregado y consciente que caminaba por el borde de un precipicio, reaccionando y de qué manera.
Se notó la mano del míster y no me refiero a que el equipo mejoró sin el balón. Creo que la principal labor de Ramis trasciende más allá de lo táctico, físico… Convencer a un futbolista y persuadirlo. Sea cual sea la propuesta o estilo, creo que es el trabajo más duro de los entrenadores. Prefiero quedarme con la sensación de un equipo que ha entendido rápido cuál es la manera de afrontar una categoría a la que se le suele subestimar mucho. Leer e interpretar los partidos también es y será clave en una Segunda que te pone en tu sitio.
Uno de los principales problemas con Luis García es que se expuso demasiado contra rivales que le supieron jugar. Obligado a exhibir el potencial de una plantilla a la que solo el ascenso directo le sirve. A nivel de resultados no le fue mal, pero los equipos rivales hurgaron en la herida de un equipo que se abría en canal ofensivamente, que llevó la obligación por bandera, chocando muchas veces contra muros en las que las individualidades taparon las carencias del equipo.
Experiencia Ramis
El equipo deberá adaptarse a diferentes escenarios. El ser el rival a batir no tiene que hacerle llevar siempre la iniciativa en el juego, ya que, a veces, ‘en la trinchera se vive mejor’. Y eso Ramis lo sabe. Lo hizo en el Albacete, donde jugó un ‘play-off’, y en el Tenerife, dónde logró imprimir su sello, pero la crueldad del ‘play-off’ le volvió a dejar fuera. Lo sabe porque las ha visto de todos los colores en esta categoría. Crecer desde la confianza y solidez es el objetivo, sin perder el potencial ofensivo del equipo que ha devuelto el optimismo al vestuario. Todo lo que venga después, bienvenido será. Llegó una gran victoria cimentada en un cambio de mentalidad, pero solo es eso. Una victoria. Hay que tirar de ese hilo para confirmar la mejora.
Una categoría igualada
Me considero un invitado de lujo en la Segunda división, no porque mi trabajo o conocimientos como comentarista sea mejor o peor. Me refiero a que me siento un auténtico privilegiado comentando fútbol en una categoría tan apasionante e igualada más allá de presupuestos muy distantes uno de los otros.
Insisto. Solo digo que la línea mostrada por el equipo en su último partido se acerca mucho a la de los equipos que al final acaban ascendiendo. Y eso debería aportar tranquilidad a la plantilla y, sobre todo, a un cuerpo técnico que ha entendido cuál es el remedio a una temporada que se podría haber hecho más larga de lo habitual. Me alegra que la vuelta de Ramis a los banquillos haya sido de la mano del RCD Espanyol. El fútbol le debe dos y espero que se la pueda cobrar aquí.